

El Comercio electrónico en el Perú atraviesa una etapa de expansión significativa. Según la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (Capece), el sector alcanzó US$ 26.6 mil millones en 2024.
En 2024, con un crecimiento del 30% respecto al año anterior, el comercio electrónico continúa siendo la amenaza más frecuente, dirigida al robo de credenciales bancarias. Se suman modalidades más complejas contra el fraude financiero, que busca vulnerar plataformas de banca en línea y pagos digitales.
La irrupción de la inteligencia artificial ayuda en la detección de patrones de fraude y responder con mayor rapidez. Sin embargo, existe evidencia de que la confianza digital no puede depender únicamente de medidas aisladas, sino de una estrategia integral que combine innovación, regulación y cultura de prevención.
En este escenario, resulta fundamental adoptar herramientas tecnológicas que permitan a las empresas detectar patrones de fraude y responder con mayor celeridad. La verificación biométrica, la encriptación avanzada y los sistemas de análisis predictivos basados en IA son componentes esenciales. Sin embargo, la seguridad no se limita a la infraestructura; también exige que los usuarios fortalezcan hábitos de vigilancia consciente de los intentos de suplantación.
La regulación cumple un rol complementario. El marco normativo debe evolucionar con el mercado, establecer estándares claros de seguridad para proteger al consumidor, que además de proteger la confiabilidad entre sistemas, impulsará la competencia y la innovación.
La transformación digital es considerable, pero su éxito depende de la capacidad de generar confianza. Un ecosistema de pagos sin seguridad avanza de manera errática. La prevención del fraude y la transparencia se convierten en motor del crecimiento incluyente y sostenible.